Los
pueblos, en su esfuerzo constante por que triunfen los ideales de
libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos
históricos a realizar los mayores sacrificios.
Nuestra
querida patria ha llegado a uno de esos momentos: una tiranía
que los mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir, desde que
conquistamos nuestra independencia, nos oprime de tal manera, que ha
llegado a hacerse intolerable.
En
cambio de esa tiranía se nos ofrece la paz, pero es una paz
vergonzosa para el Pueblo Mexicano, porque no tiene por base el
derecho, sino la fuerza; porque no tiene por objeto el
engrandecimiento y prosperidad de la patria, sino enriquecer a un
pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los
puestos públicos en fuente de beneficios exclusivamente personales,
explotando sin escrúpulos todas las concesiones y contratos
lucrativos.
Tanto
el Poder Legislativo como el Judicial están completamente
supeditados al Ejecutivo; la división de los Poderes, la soberanía
de los Estados, la libertad de los Ayuntamientos y los derechos del
ciudadano, sólo existen escritos en nuestra Carta Magna; pero de
hecho, en México casi puede decirse que reina constantemente la
Ley Marcial; la justicia en vez de impartir su protección al
débil, sólo sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte;
los jueces, en vez de ser los representantes de la Justicia, son
agentes del Ejecutivo, cuyos intereses sirven fielmente; las Cámaras
de la Unión no tienen otra voluntad que la del Dictador; los
Gobernadores de los Estados son designados por él y ellos a su vez
designan e imponen de igual manera las autoridades municipales.
De
esto resulta que todo el engranaje administrativo, judicial y
legislativo obedece a una sola voluntad, al capricho del PRIAN,
quien en su larga administración ha demostrado que el principal
móvil que lo guía es mantenerse en el poder a toda costa.
Hace
muchos años se siente en toda la República profundo malestar,
debido a tal régimen de Gobierno, pero el PRIAN, con gran astucia y
perseverancia, había logrado aniquilar todos los elementos
independientes, de manera que no era posible organizar ninguna clase
de movimiento para quitarle el poder de que tan mal uso hacía.
El
mal se agravaba constantemente, y el decidido empeño del PRIAN de
imponer a la Nación un sucesor y siendo este el Sr. @EPN, llevó ese
mal a su colmo y determinó que muchos mexicanos, aunque carentes de
reconocida personalidad política puesto que había sido imposible
labrársela durante 36 años de dictadura, nos lanzásemos a la lucha
intentando reconquistar la soberanía del pueblo y sus derechos en el
terreno netamente democrático.
Entre
otros partidos que tendían al mismo fin, se organizó el Partido
Nacional Antireeleccionista proclamando los principios de SUFRAGIO
EFECTIVO y NO REELECCION, como únicos capaces de salvar a la
República del inminente peligro con que la amenaza la prolongación
de una dictadura cada día más onerosa, más déspota y más
inmoral.
El
Pueblo Mexicano secundó eficazmente a ese partido y respondiendo al
llamado que se le hizo, mandó sus representantes a una Convención,
en la que también estuvo representado el Partido Nacionalista
Democrático, que así mismo interpretaba los anhelos populares.
Dicha
Convención designó sus candidatos para la Presidencia y
Vice-Presidencia de la República, recayendo esos nombramientos en el
Sr. Dr. Francisco Vázquez Gómez y en mí, para los cargos
respectivos de Vice-Presidente y Presidente de la República.
Aunque
nuestra situación era sumamente desventajosa porque nuestros
adversarios contaban con todo el elemento oficial, en el que se
apoyaban sin escrúpulos, creímos de nuestro deber, para mejor
servir la causa del pueblo, aceptar tan honrosa designación.
Imitando
las sabias costumbres de los países republicanos, recorrí parte de
la República haciendo un llamamiento a mis compatriotas.
Mis
jiras fueron verdaderas marchas triunfales, pues por doquiera el
pueblo, electrizado con las palabras mágicas de Sufragio Efectivo y
No Reelección, daba pruebas evidentes de su inquebrantable
resolución de obtener el triunfo de tan salvadores principios.
Al
fin, llegó un momento en que el PRIAN se dió cuenta de la verdadera
situación de la República y comprendió que no podría luchar
ventajosamente conmigo en el campo de la Democracia y me mandó
reducir a prisión antes de las elecciones, las que se llevaron a
cabo excluyendo al pueblo de los comicios por medio de la
violencia, llenando las prisiones de ciudadanos independientes
y cometiéndose los fraudes más desvergonzados.
En
México, como República democrática, el poder público no puede
tener otro origen ni otra base que la voluntad nacional y ésta no
puede ser supeditada a fórmulas llevadas a cabo de un modo
fraudulento.
Por
este motivo, el Pueblo Mexicano ha protestado contra la ilegalidad de
las últimas elecciones, y queriendo emplear sucesivamente todos los
recursos que ofrecen las leyes de la República, en la debida forma
pidió la nulidad de las elecciones ante la Cámara de Diputados, a
pesar de que no reconocía en dicho cuerpo un origen legítimo y de
que sabía de antemano que no siendo sus miembros representantes
del pueblo, sólo acatarían la voluntad del PRIAN a quien
exclusivamente deben su investidura.
En
tal estado las cosas, el Pueblo, que es el único soberano, también
protestó de un modo enérgico contra las elecciones, en imponentes
manifestaciones llevadas a cabo en diversos puntos de la
República, y si éstas no se generalizaron en todo el territorio
nacional, fue debido a la terrible presión ejercida por el gobierno,
que siempre ahoga en sangre cualquier manifestación democrática,
como pasó en Puebla, Veracruz, Tlaxcala, México y otras partes.
Pero
esta situación violenta e ilegal no puede subsistir más.
Yo
he comprendido muy bien que si el Pueblo me ha designado como su
candidato para la Presidencia, no es porque haya tenido oportunidad
de descubrir en mí las dotes del estadista o del gobernante, sino la
virilidad del patriota resuelto a sacrificarse, si es preciso, con
tal de conquistar la libertad y ayudar al pueblo a librarse de la
odiosa tiranía que lo oprime.
Desde
que me lancé a la lucha democrática sabía muy bien que el PRIAN
no acataría la voluntad de la Nación, y el noble Pueblo Mexicano,
al seguirme a los comicios, sabía también perfectamente el ultraje
que le esperaba; pero a pesar de ello, el pueblo dió para la
causa de la Libertad un numeroso contingente de mártires cuando
estos eran necesarios, y con admirable estoicismo concurrió a las
casillas a recibir toda clase de vejaciones.
Pero
tal conducta era indispensable para demostrar al mundo entero
que el Pueblo Mexicano está apto para la democracia, que está
sediento de libertad y que sus actuales gobernantes no responden a
sus aspiraciones.
Además
la actitud del pueblo antes y durante las elecciones, así como
después de ellas, demuestra claramente que rechaza con energía al
gobierno del PRIAN y que si se hubieran respetado sus derechos
electorales, hubiese sido yo el electo para Presidente de la
República.
En
tal virtud, y haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro
ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la
República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la
Presidencia de la República, mientras el pueblo designa, conforme a
la ley, sus gobernantes.
Para
lograr este objeto es preciso arrojar del poder a los audaces
usurpadores que por todo título de legalidad ostentan un fraude
escandaloso e inmoral.
Con
toda honradez declaro que consideraría una debilidad de mi parte y
una traición al pueblo que en mí ha depositado su confianza, no
ponerme al frente de mis conciudadanos, quienes ansiosamente me
llaman, de todas partes del país, para obligar al PRIAN, por
medio de la rebelión popular pacifica, a que respete la voluntad
nacional.
El
Gobierno actual, aunque tiene por origen la violencia y el fraude,
desde |el momento que ha sido tolerado por el Pueblo, puede tener
para las naciones extranjeras ciertos títulos de legalidad hasta el
30 del mes entrante en que expiran poderes; pero como es necesario
que el nuevo gobierno dimanado del último fraude, no pueda
recibirse ya del poder, o por lo menos se encuentre con la mayor
parte de la Nación protestando por medio de la rebelión popular
pacifica, contra esa usurpación, he designado el DOMINGO 20 del
entrante Noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante,
todas las poblaciones de la República se levanten protestando
pacíficamente...
Cinco
de Octubre de 1910.
Francisco
I. Madero.
¿La
historia se repite?
A Vuelo de teclado.
Las negritas, por supuesto, son mías. Desperté a las doce del día, más o menos, y como siempre, revisé el tuiter: malsana costumbre que a veces me llena de alegría y las mas de desesperación. Me estiré como un puto gato, me quejé, me reí y me rasqué los cojones, para luego leer a @fernadeznorona, quien tuitea, refiriéndose al Plan de San Luis dice: "a las primeras dos cuartillas quítenle dictador y póngale PRIAN y quiten el "llamado a la revolución armada" y pongan "resistencia civil" el resultado es el que sigue, aunque en las primeras dos cuartillas, no se llama a la lucha armada...
Para descargar e imprimir extracto, en una sola hoja
Plan de San Luis, completo.
Comentarios
Publicar un comentario
Los comentarios alimentan este blog, el pobre esta muy flaco, así que si no te apetece ver un famélico blog mas deambulando siniestramente por la web ¡comenta!