El ultimo Dickens, Mathew Pearl.

Editada por Alfaguara esta novela nos presenta en tono de ficción, pero utilizando personajes reales, lo que pudo ser de la ultima novela de Charles Dickens, escritor británico que falleció dejándola inconclusa. Este es el argumento del cual parte Matthew Pearl para poco a poco ir mostrando las cruentas batallas por los derechos a publicar, o no, a un determinado autor en la industria editorial norteamericana, retratando un Bostón en pleno proceso de industrialización, que contrasta con una india sumida en la miseria por la opresión del imperio británico, y no sin dejar de lado los degradantes fumaderos de opio en pleno suelo ingles, y con certeros, aunque aislados, toques de humor como este: "-¡Americanos! -sonrió- el funcionario-. Bueno, dijo con renovada seriedad-, me temo que no tenemos escupideras...".
El personaje mas carismático, por mucho, es Charles Dickens, el resto no acaba de cuajar, Osgood, el decidido editor de la obra de Dickens, por momentos resulta un poco absurdo e incluso ridículo, en su papel de Intelectual llamado a ser investigador y héroe, su contraparte femenina, cuyo nombre no puedo recordar, una mujer humilde y recién divorciada, sola en una sociedad machista y conservadora, no consigue despertar del todo la simpatía del lector. En cuanto a la trama, si bien la primera mitad de la novela cobra fuerza poco a poco, mientras esta avanza el interés se difumina, y ya para terminar cuando el lector se deja conducir casi por inercia, el autor utiliza un par de giros argumentales, ligando las tramas paralelas (Boston tres años antes durante la gira en norteamericana del escritor ingles, la india, y la búsqueda de cualquier dato que revele el final del ultimo Dickens) y poniendo fin a la historia de manera mas o menos afortunada.
Pearl, es uno de esos autores populares como Asimov, o King, cuyas historias puedes seguir a buen ritmo, que se dejan leer sin un gran menoscabo en la profundidad de su trama, o de sus personajes, sin embargo, en esta ocasión, la segunda mitad pierde por completo el ritmo, para terminar casi a trompicones y con poca elegancia. A pesar de ello es una novela entretenida y recomendable , que se disfruta y alcanza puntos muy altos, pero sin llegar al nivel de El Club Dante, por ejemplo, del mismo autor.


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