Homefront (2011) Kaos Studio

¿Cómo decirte, cómo contarte?


John Milius ha realizado guiones para Hollywood durante un buen rato. Es responsable del guión de Apocalypse Now (¡Oh, Susie Q!) y de cosas tan infames como la adaptación cinematográfica de 1982 del mítico héroe de la era hiboriana, Conan de Cimeria... También pertenece a la NRA, la Asociación Nacional del Rifle (esa cuna de paramilitares, ultraconsevadores, gordos, psicóticos, y muy probablemente sodomitas que todos despreciamos). Ahora, ha guionizado un videojuego y pareciera que la sífilis terciaria que lo acongoja por fin le está pasando factura.




¿Historia? ¡Histeria!

El año es 2027 y los despreciables Coreanos del Norte han invadido a los bondadosos, indefensos, inofensivos y caritativos gringos. Haciendo uso de las más groseras artimañas su malvado presidente Kim Jong-Un, ha logrado unificar las dos Coreas, invadir el Japón y casi toda Asia, ha infiltrado la milicia norteamericana con Chips, CPUs y películas homoeróticas, con sendos backdoors que, a la par de un enorme pulso electromagnético le han permitido controlar la infraestructura militar de los Estados Unidos de Norteamérica, sometiendo a estos valientes guerreros de la libertad a la más vil de las servidumbres, en un estado policial donde casi todos los gringos son blancos y delgados (Aparentemente Kim, exterminó a todos los gordos, negros, homosexuales, judíos, mexicanos, etc.... así de hijo de puta es) y en donde las maléficas huestes Coreanas ejecutan por las caíles a los padres frente a sus hijos, acumulan cadáveres en enormes fosas comunes, a cielo abierto, con moscas y toda la cosa, ante la indignación de las heroicas células de la resistencia, que intentan recuperar el territorio que ellos robaron en primer lugar. 




Con  la intención de involucrar al jugador, cada tiempo de carga se ve amenizado por una postal que exalta el heroísmo: un saboteador (idiota, como pocos) coloca una bomba por debajo de un tanque, el reloj de la bomba marca ceros mientras la sujeta (¡Imbécil!); un niño transporta información confidencial frente a los diabólicos ojos rasgados de la milicia Coreana;  en bicicleta, una pareja busca alimentos en un centro comercial derruido con sus rifles de en ristre, etc, etc. Cada una de estas imágenes da un poco más de risa que la anterior... hasta que comienzan a resultar molestas. 

La dinámica del juego es la de un FPS del montón, no aporta nada nuevo y usa algunos recursos realmente molestos. Gráficamente, el juego transmite una sensación de torpeza en cada una de las animaciones y movimientos de la cámara, además de que el HUD, en vez de ayudar, parece entorpecer la acción,. La música es totalmente prescindible al igual que los efectos de sonido. El doblaje, en español castizo, roza lo surrealista, si ya de por sí resulta ridículo escuchar un juego de acción con acento de Madrí, en este caso no sólo incrementa la sensación de serie B sino que la catapulta alcanzando niveles sublimes, es imposible tomarse en serio el jueco con ese lastimero doblaje, y para este punto te provocará pereza cambiar la configuración para "disfrutar" del doblaje original. El personaje principal, simplemente mudo, es totalmente plano. En conjunto, los gráficos, música y efectos de sonido deprimen al jugador, pero la historia, eso que algunos imbéciles sin remedio han destacado, termina por causar asco, mezclado con risitas de incredulidad para finalizar con una saludable sensación de desprecio. En resumen, mierda.

A vuelo de teclado.

No soy de los que necesitan un libro para aprender a Leer al Pato Donald, tampoco soy tan conspiranoico como para pretender que todo producto de entretenimiento es usado como medio de penetración ideológica o propaganda pro gringa, sin embargo, en este caso en particular, la historia está hilvanada de una forma tan burda, los llamados al patriotismo y el american way of life son tan grotescos que han terminado por asquearme. Ni siquiera al leer Quantico llegué a estos grados de repulsión, por ello, abnegado lector sigue mi consejo: gasta mejor tu tiempo, lee un libro, coge, fúmate un porro, ve una buena peli, mastúrbate o haz cualquier otra cosa menos improductiva antes de acercarte a este título, a menos claro, que quieras reír y sentir náuseas al mismo tiempo.


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