Warhammer 40,000: Killteam (2011) THQ.


Al jugar Dead Nation hablamos de lo placentero que resulta exterminar a cientos de enemigos de las más diversas maneras. Oleada tras oleada es muy satisfactorio acabar con ellos mientras paseas por las ruinas de una ciudad semiderruida y armado hasta los dientes,  como si de un Ángel de la Muerte te trataras... Y aunque en realidad se trata de una dinámica muy simple no deja de ser entretenida. Con Warhammer 40.000: Killteam la idea es la misma, el arquetípico Marine espacial (calvo, por definición) en el interior de una armadura de batalla penetra en una nave de orcos. Los orcos (estúpidos por definición) simplifican tu labor lanzándose en tu contra sin estrategia ni concierto... En teoría debería de ser muy divertido, masacrar a estos pobres infelices,  pero no lo es tanto.

Es la primera vez...

... que incursiono en el universo de Warhammer y aunque como todo friki que se respete tengo vagas nociones acerca de qué va la cosa, no me siento atraído particularmente por esta franquicia, además de que es evidente que este juego no es el máximo exponente de este universo.
La historia es simple y se resume en mata todo lo que se mueva y si no se mueve igual dispárale, casi seguro explota. Tras incursionar en una nave espacial de los orcos debes acabar con cada uno de sus tripulantes, pudiendo elegir entre diferentes tipos de Marines, cada uno con habilidades y movimientos especiales diferentes. Los controles recuerdan a los de StarDust (de Vita) te mueves con un analógico,  apuntas y disparas con el segundo stick, pero no acaba de alcanzar su nivel, el resto de los botones los utilizas para lanzar granadas, ataques cuerpo a cuerpo y para cargar los movimientos especiales.



En cuestión de gráficos el juego transcurre desde una perspectiva isométrica, con escasos movimientos de cámara y no acaba de impresionar. La mayoría de las texturas son muy simples, las animaciones no destacan y de vez en cuando la tasa de Frames baja de forma alarmante. El sonido, por otro lado, es uno de los mayores lastres del juego, ya que una banda sonora adecuada (voces guturales, con ritmos mas o menos frenéticos) hubiera acompañado a la perfección la dinámica del juego. Sin embargo, los desarrolladores se contentan con música de elevador (elevador industrial, pero elevador al fin y al cabo) que no contribuye en nada a la ambientación y con efectos sonoros que no sorprenden de modo alguno. Sin duda, un juego mediocre que te ayudará a pasar el rato, pero, si te sobran diez dolárucos estarán mejor invertidos en Dead Nation.




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