La vida misma (1995), Paco Ignacio Taibo ll

Un pueblo Rojo

El jefe Fierro a.k.a Jose Daniel Fierro se ha instalado como jefe de la policía Municipal del único  municipio comunista del país. Su oficio previo es el de escritor, escritor de Novela Negra y de filiación izquierdista por si fuera poco,  esta mas acostumbrado a combatir con la pluma que a chingadazos, sin embargo, como casi todos en México ha estado en contacto con la corrupción y esa particular desesperación, tan mexicana y a la vez tan mundial, esa mezcla de rabia e impotencia ante el descaro del poder, lo lleva a aceptar el cargo. Mientras tanto, las fuerzas del mal, encabezadas por el diabólico partido oficial, el PRI, aguardan para iniciar la ofensiva, que se presenta en forma de una gringa muerta, desnuda, y, para colmo, abandonada en el interior de una iglesia... mientras que el Jefe no se decide, porque no sabe como, a ponerle el seguro a la escopeta, comienza su proceso de proletarización, empapándose del calor y las ganas del pueblo de Santa Ana...

La irrealidad del país no es mera coincidencia...


¿No fue PIT ll el que dijo que Aghata Christie dijo que una buena novela negra debe darle al lector, la oportunidad de descubrir al asesino siguiendo cada una de las pistas?, bueno, pues con esta novela no es posible hacer esto, porque nos retrata un México real, y por real parece sacado de una novela; ese México que se vanagloria de su corrupción, que cerca a los disidentes, que mata a los rebeldes, ese México tan aficionado, mas antes que después, a asesinar a sus caudillos... y es el mismo México por el que unos cuantos locos, rebeldes, malparidos, siguen luchando, cada uno a su manera, y es por ello que la galería de personajes de "La vida misma" resultan tan carismáticos... es fácil querer ponerse en las botas de cualquiera de ellos, resulta natural imaginarte luchando por una causa, allí en tu pequeño pueblo rojo, que puede ser cualquiera y que puede ser todos, es fácil imaginar las movilizaciones del pueblo, es fácil que imagines a una marea de gente ahogando a los de arriba, desenterrando sus vísceras, escupiendo su bilis, y diciendo basta...


A vuelo de teclado.


Hace algunos meses estuve pensando en algo que se relaciona con el tema central de este libro  y felizmente concluí que, después de todo el activismo, ese hacer algo apoyando lo que consideras justo es necesario, no basta con quejarse y quejarse, asi que escribí y escribí, (taca, taca, taca), y llego el mes de julio, y alguien desde muy arriba dijo que las cosas debían de seguir igual, pero dijimos que no, que las calles y la red, todavía eran nuestras, y un río de luz, un río de ira e indignación recorrió el país, y aun recorre nuestros corazones, y en momentos como este, al leer a Taibo ll, no se puede evitar envidiar a ese pueblito rojo que nunca jamas existió.


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