Los Juegos del Hambre (Trilogía, 2008-2010) Suzanne Collins.


Cranky G al teclado. 

En mis tiempos, oh, hermanos mios, la literatura juvenil eral algo muy inespecifico que se componía de Julio Verne, de H.G. Wells, de Emilio Salgari, y de autores similares, no había un sitio para los niños dentro de la literatura, entonces los niños leíamos comics (todo tipo de comics, sin censura alguna) también leíamos novelas (todo tipo de novelas, sin censura alguna) o Reader's Digest enmohecidos y polvorientos de la década de los sesenta (totalmente auto-censurados y con esa absurda vena patriótica y pro-occidental que ahora me da tanto asco), sin embargo entre unos y otros te acababas formando una visión mas o menos distorsionada del mundo, aprendías por aquí que un mono asado se ve igual que un recién nacido asado, y que  es delicioso, o que los extraterrestres mueren al entrar en contacto con virus y bacterias humanos, además de que  te convencían de  la superioridad técnica de un F-15 contra el MIG-X, y poco mas.




No fue hasta que conocí a Neil Gaiman que caí en cuenta de la función de la crueldad en las historias supuestamente dirigidas a un publico juvenil; la crueldad de los cuentos de hadas es necesaria para preparar al jovenzuelo irreverente para enfrentarse al mundo, después de todo el mundo es un hijo de puta y no se debe ocultar lo evidente. Por supuesto, todos sabemos que Gaiman esta a años luz de la mayoría de los escritores profesionales, que escribe con maestría, y que su habilidad le permite sumergir al mas probo de los ciudadanos en las mas fantásticas historias sin que sus mejillas se lleguen a teñir de rubor,  tal vez es por ello que la idea se quedo firmemente grabada en mis neuronas.

Hasta que un mal día, en cuarto año de la universidad, uno de esos días en que te sientes fuera de lugar en todas partes, de calor sofocante, y miradas aviesas e hipócritas por doquier, uno  de esos días de absurda sesión académica casi a las cuatro de la tarde, uno de esos días en los que me sentía harto de sentirme como un personaje de Lovecraft: solo e indefenso ante fuerzas que jamas podría comprender, uno de esos días, pues, comencé a leer las novelas de Harry Potter.  Y me sorprendió encontrarme con las dosis justas de crueldad y esperanza muy bien esparcidas a lo largo del relato, también me sorprendió que Rowling escribiera como se escribía antes, o mas bien que el estilo de Rowling me recordara al de Victor Hugo o al de Sthendal, (1) sobretodo cuando se trataba de un libro para niños. Sin embargo, el tiempo paso y el cuervo nunca se poso en el dintel de la puerta de Potter, la ansiada oscuridad que nos prometía Rowling novela tras novela nunca llego y Harry, el niño huérfano acabo por convertirse en un cretino despreciable, llorón y repelente. En otras palabras Harry nunca creció, la mayoría de sus lectores si. Y aunque no esperábamos que se convirtiera en Harry Dresden, si que resultaba necesaria explotar aquella veta oscura.





El siguiente gran hito de la literatura juvenil fue la Saga de Crepúsculo. No puedo escribir mucho al respecto, mi experiencia ha sido solo cinematográfica, sin embargo si que puedo afirmar que parece el producto ideal para provocar espasmos vaginales, acompañados de suspiritos, risillas incomodas y rubor facial en adolescentes que pasan demasiado tiempo a solas en su habitación, específicamente tocando sus genitales. Por supuesto, no voy a repetir que en esencia la autora hace apología de la necrozoofilia adolescente, es por ello que me supo mal encontrar el nombre de la autora de aquel bodrio infumable en la contraportada de esta colección, además de que  ya veía con cierto desasosiego todo lo que las editoras tildan de juvenil, o infantil, ¿sera porqué para mi no hay mejor novela infantil que el juego de Ender, o porque pienso que casi todo lo que escribió R. A. Heinlein se disfruta a tope en la adolescencia, por no mencionar, por ejemplo, El Mundo Perdido de Conan Doyle, que es una magnifica novela de aventuras, que debería leerse en la infancia o adolescencia?

Las Novelas.

Katniss Everdeen, es una cazadora furtiva, y vive en una de las colonias perdedoras de la gran guerra en contra del Capitolio, a modo de recordatorio cada año se celebran Los Juegos del Hambre, donde cada uno de los doce distritos rebeldes debe de sacrificar a dos jóvenes, que lucharan a muerte en una arena creada para la ocasión y de la cual solo uno puede salir uno con vida.

Katniss es una adolescente, que se centra casi por completo en mantener con vida a su familiar, y es por ello que cuando su hermana menor es seleccionada para representar a su distrito en los juegos, ella se ofrece como voluntaria abandonando todo para mantenerla con vida.

Durante el primer libro la atención se centra en dos partes, la supervivencia dentro de  la Arena, y un extraño triangulo amoroso creado de forma expresa para atraer audiencia y conseguir patrocinios, sin embargo, como en todo drama adolescente pasa poco tiempo antes de que lo que muestran a las cámaras y la maldita realidad se comiencen a confundir... Mientras que el mejor amigo de Katniss, otro cazador furtivo, fuerte guapo, y con un par de tetas enormes, permanece en su distrito natal, Katniss se ve obligada a representar el papel de chica-tonta-perdidamente-enamorada de Peeta, el hijo del panadero, un rubito que parece bastante tonto, y que en realidad si esta enamorado de ella.

Las historia de estos adolescentes se desarrolla en el contexto de un estado casi-totalitario en el que tras setenta y cuatro años de Juegos del hambre, atropellos y desnutrición calórico-proteica parecen listos para estallar en una sangrienta rebelión, aunque el fúnebre recuerdo del Distrito 13 presuntamente arrasado hasta no dejar piedra sobre piedra por el Capitolio, parece contener a la mayoría de los distritos restantes, mientras que otros distritos han logrado medrar bajo la sombra del capitolio, y parecen contentarse con recibir las migajas que de vez en cuando les arrojan...


A vuelo de teclado... (No me gustan las alegorías)


Mierda, ni aun recurriendo a la mas elaborada de las chaquetas mentales podríamos argumentar con éxito que se trata de una novela de ciencia ficción, tampoco es fantasía... o horror, ni novela negra, ni una novela de aventuras, se trata pues, de una novela rosa de confusión adolescente con elementos de ciencia ficción (pocos), y momentos de acción y nada mas. Y me ha gustado. Pero nada mas. No creo que encierre un profundo trasfondo plagado de metáforas y alegorías, y para mi no es mas de lo que lees; una novela muy bien escrita, con un ritmo perfecto, y suficientes giros en el argumento como para mantener en vilo al lector. Perfecto para un (a) adolescente, o adulto, o viejuno, o gato, o perro o ave de corral interesado. Recomendable.
Por otro lado, ¿no fue Benedetti el que escribió que no te enamoras de otra persona, sino que te enamoras de todo lo bueno que esa otra persona ve de ti? ¿una especie de complicado narcisismo auto-erógeno?, en fin, el tercer libro ha hecho que me acuerde de Benedetti, y no es poco.

¿Te interesa? No se pierde nada con echar un vistazo a la biblioteca.


(1) Si, ya lo he dicho, pero como soy un listillo insoportable, no puedo evitar mencionarlo
de nuevo, cuando Murakami se preguntaba si algún adolescente leía a Sthendal,
fui el primero el alzar la mano. Así de rarillo soy. A veces.

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