3P: 15 de septiembre

Hay un tipo que camina frente a la casa, da vueltas en círculos, fuma un cigarro tira de vez en cuando la ceniza y mientras camina lanza miradas insolentes a una y otra casa. Y es que en la casa de enfrente ya se preparan para dar el grito.
La vecina de al lado, una señora de doscientos años, con el pelo mal teñido, y mas delgado que una telaraña tiene el rostro surcado por innumerables arrugas, y cuando habla su dentadura postiza hace un ruido, una especie de cloqueo gallináceo que helaría la sangre si lo escucharas en un callejón oscuro, esta señora, de doscientos años, presurosa, ante la llegada de septiembre, con un inexplicable entusiasmo [algunos escribirían orgullo] se encargo de decorar su balcón, si, adivinaron: verde, blanco y rojo.
Es 15 de septiembre, por la mañana fui al banco, y atravesé el centro del pueblo para llegar ahí, la gente, toda ella, parecía imbuida de un cierto patrioterismo que me repugna, casas con banderas ondeando, mejillas tricolores, chales, rebozos y sombreros, verdes, blancos y rojos. A lo lejos ya comienza la música mexicana. La bamba. Nosotros. Ella. La bikina. Puestos de antojitos mexicanos han crecido aquí y allá. Todos parecen entusiasmados con la idea de que por la noche se van a emborrachar con tequila o mezcal, y van a dar el grito de independencia: se desgañitaran hasta poner azules y se romperán al menos un par de capilares demostrando su mexicanidad. Después, como no, a buscar pelea con el primero que les vea mal y a terminar la noche en las galeras del juez calificador con la sangre seca pegada en las narinas y en la boca la acritud del tequila barato.
No me malentiendan, soy el primero en apreciar las virtudes de una buena borrachera. No se puede confiar en nadie que no haya cogido una peda fenomenal al menos una vez en la vida. También me he visto esposado delante de un juez [calificador]. He pasado la noche en galeras. Me ha golpeado la policía tan solo por caminar a deshora hasta el culo de borracho. Pero no bebo en navidad, ni en año nuevo, ni el 15 de septiembre, ni el día de la revolución. Demasiada gente lo hace ya por mi. Todos con ganas de embriagarse por las razón mas estúpida del mundo: porque todos lo hacen. Y de "celebrar" a gritos por una independencia/revolución inexistente, que ha sido traicionada y vuelta a traicionar por nuestros sucios gobernantes. Es por ella que me enoja e irrita encontrarme con puñados y puñados de personas con el rostro pintado, la cerveza en la mano, la trompeta, el sombrero, mientras sonríen estúpidamente y esperan con ansia el grito. Amenizado por el grupo "musical" en turno, mientras, el gobernante de ocasión hace la pantomima de conocer y apreciar a los héroes que nos dieron patria. Nos escupen en la cara desde un balcón y ni siquiera lo notamos.
 Y mientras escribo esto escucho como truenan los cuetes en todo lo alto, una especie de chirrido apagado mientras se elevan antes de estallar, el zumbido cíclico de los castillos. Toda la pirotecnia de México aplicada a la muchedumbre. También se oyen fanfarrias. Hace tres minutos un político afónico se desgañitaba dando el grito: ¿Viva México? No creo. Mas bien lleva sexenios muriéndose a pedacitos, y estos pedacitos cada vez son mas grandes. 
 Veo a un PI, un policía de investigación, para los que no lo sepan, antes conocidos como policías judiciales, un tipo panzon que mide metro y medio, un tipo panzón y de carnes fláccidas que se bambolean de un lado al otro mientras respira con dificultad, tiene una herida en la ceja izquierda y el rostro cubierto de sangre. ¡Al piso, tírenlo, por pasado de verga!, una voz de mujer, al borde de la historia o de un orgasmo memorables, grita, y grita ordenes. ¡Písenle al cuello, tírenlo, tírenlo, por pasado de verga! - a un tiempo escucho gritos de dolor y golpes. Están golpeando a un detenido. Así se aplican las leyes en México. El debido proceso no existe. ¿Una vez sometido es licito golpear a un detenido hasta el cansancio? Y a lo lejos, aun se escucha la música, continúan los festejos de la independencia.

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