Chespirito


A veces me digo (recordando a Sabina) “dime que es falso que ya nunca escribes” y me doy cuenta de que me paso el día pensando en escribir. Es un pequeño vicio, escribir para mi, solo dentro de mi mente luego me aburro y me pongo a pensar en otra cosa.
Pues bueno, me paso algo curioso, fui hace poco a Costa Rica. En algún momento antes de otra visita a otro volcán, al bajar del auto un Hyundai alquilado con motor 1.0, diminuto, pero con botón de encendido y un aire acondicionado a toda prueba, el guía turístico que nos abordo, lo primero que hizo fue decir: ¿Son de México, verdad?
A estas alturas ya estaba acostumbrado a que los ticos identificaran mi país de origen a primera vista. Tengo una hipótesis. Se debe al color de mi piel. Allá solo conocí dos tonos; blancos muy blancos, o negros muy negros. Nada de la infinita cantidad de tonalidades morenas, que en México son tan comunes. En fin, el guía nos identifica como mexicanos, y para granjearse nuestra simpatía, comenta: -
- Ah, el país de Chespirito. Acá lo queremos mucho. - en lugar de contestar lanzo, entre dientes un sonido ininteligible. Pero el guía insiste:
- Aca es muy popular. Ni modo, el silencio se vuelve incomodo, el guía espera una respuesta. - Pues allá en México – le contesto- no es popular, es más, nos avergüenza profundamente de que en America Latina se le quiera tanto y se considere que los mexicanos nos sentimos orgullosos de él-. Mi esposa esta a mi lado, que esta a mi lado, asiente. Y yo recuerdo que me comento como una de sus Residentes extranjeras lloraba a lágrima viva la muerte de Chespirito, planeando ir a presentar sus respetos al grotesco funeral que Televisa monto para exhibirlo.
La mujer en cuestión argumentaba que “el chavo” era un personaje entrañable, y que había marcado su infancia. Cuando mi mujer me lo comento me negué a creerlo. Un médico residente de uno de los hospitales con mas tradición de México llorando por Chespirito. Me resultaba incomprensible que cualquier persona con la mínima solvencia académica fuera capaz de considerar como cultura lo que fuera que hacia el sujeto ese. Para mi, su muerte, fue simplemente olvidable. Pero de inmediato Jan me puso mas ejemplos de Residentes extranjeros que encontraban en Chespirito lo más mexicano de lo mexicano, y que le recordaban con cariño. Y esas ideas vinieron a mi mente mientras escuchaba al guía que se mostraba incrédulo ante mi amargura. Asi que proseguí: Chespirito representa lo peor de la televisión de México, y como esta se usa para evitar que la gente tenga aspiraciones reales, es un humor de una calidad tan baja, que el solo hacerlo es un insulto al espectador, pero aun es pensar que a muchos mexicanos les gusta y disfrutan con esos programas. Es por ello que nos avergüenza que un humor tan básico que exhibe la ignorancia de nuestro pueblo sea tan popular fuera de México.
Claro, tengo esa mala costumbre. No hay dique alguno entre mi cerebro y mi boca, mi incontinencia verbal algún día terminara por cost
arme un par de dientes, además del insulto implícito en mi frase exigía una respuesta poco amable, que , para mi fortuna, nunca llego.

Al día siguiente, tras un día de recorrer caminos polvorientos y visitar mas volcanes regresamos al hotel, encendimos la televisión y en las noticias, salia como no, un restaurante de comida típica mexicana, su especialidad: la torta de jamón.

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