Bioshock Infinite (2013) Irrational Games


Bioshock, el primer Bioshock de Irrational Games fue un cambio profundo en mi concepto de los videojuegos  al terminarlo, extasiado, exclame (no literalmente, claro) ¡Es una obra maestra!. Aun hoy, la ciudad de Rapture sus personajes e historia son una parte importante de mi inconsciente, y aunque jugué  Bioshock a destiempo, aun recuerdo con claridad la sensación que me provocaba, caminando vacilante por las ruinas de Rapture, escuchando diálogos delirantes a los lejos, mientras era sorprendido por un splice contrahecho que intentaba  machacar mi rostro, al final, después de una frenética semana de juego soñaba con rapture, sueños lucidos ambientados en Rapture, pocos juegos son los juegos que me han provocado estas sensaciones. A la fecha los gráficos no han envejecido con demasiada gracia, ya en su día eran demasiado evidentes las texturas de baja resolución aplicadas aquí y allá, pero, el apartado artístico continua siendo sobresaliente, y la historia, esa historia enrevesada y plagada de guiños sociales se disfruta igual que el primer día.

Luego vino Bioshock 2, es producto que pretendía explotar la franquicia lejos de la mano de sus creadores, sin ser un mal juego Bioshock no se acercaba a la calidad del original. Al calzarnos dentro de las temidas botas del Big Daddy, el juego terminaba por restarle méritos al enemigo colosal del primer Bioshock, más aun, las mecánicas del juego no se adaptaron lo suficiente como para que el jugador notara realmente un cambio..., aunque claro, la atmósfera de Rapture seguía allí, tan sensacional como siempre.







2. Y llego Infinite.

Son pocos los juegos que compro el día de lanzamiento. Pague mi copia de Infinite por adelantado y el día de salida llegue temprano a la tienda. Corrí a casa. Jugué un par de horas pero algo no encajaba. Decepcionado deje de perder el tiempo y me dedique a otra cosa. El tiempo paso, ya saben, no tiene la costumbre de detenerse y llego Infinite como juego del mes para los usuarios plus de playstation, descargue el contenido, como siempre, y lo deje en el disco duro, ahí, muy quietecito sin perturbarle... hasta que de repente, un mal día, un mal día en que nadie me dijo que ese día en particular no se trabajaba y regrese a casa a las diez de la noche, ruborizado y con cara de gilipollas, decidí desempolvar el disco y darle una nueva oportunidad. Me ajuste los auriculares, conecte el mando alámbrico, e inserte el disco. Nueva partida.

Tu personaje, es un antiguo “detective” de la agencia Pinkerton, también es un ex-soldado, y su especialidad es la represión y la muerte, al inicio del juego una peculiar pareja lo lleva al faro que lo habrá de elevar a Columbia, una ciudad en las nubes, en la cual la tecnología es casi por completo indistinguible de la magia, pero la utopía ni siquiera esta cerca, existe un marcado racismo y desigualdad entre los pobladores; y un extraño mesías gobierna sobre la ciudad: es solo el inicio de una historia que acabara por bifurcarse en múltiples realidades paralelas, donde, a pesar de todo, se sigue imponiendo la misión del protagonista: “tráenos a la chica...”, la chica, Elizabeth, una joven mujer que se encuentra prisionera del mesiánico líder, posee la capacidad de crear fisuras entre distintas realidades que al final acaban por confundirse entre si...
La jugabilidad del juego aporta nada nuevo con relación a Bioshock: con una gatillo disparas, con el otro usas alguno de los poderes que el personaje descubrirá y desarrollara a lo largo de juego, por lo demás se trata del típico FPS, ambientado en una ciudad con pretensiones de utopía pero que disimula muy mal su lado oscuro; al final no podras elegir ninguno de los bandos, ni opresores ni oprimidos parecen saber lo que la cordura, y parece muy evidente la intención de la historia de mostrar la gama de grises; pero en mi caso no fue suficiente, al final, la ambigüedad en el desarrollo de la historia parece mas reflejar las dudas en la mente de los guionistas que un verdadero esfuerzo por provocar la reflexión en el jugador. Por otro lado, la historia, casi desde la mitad del juego, no disimula ni un poco hacia donde se dirige: hasta el final, ese final, que busca ser magistral cuando por fin el jugador descubre el verdadero papel de Booker, se convierte en algo esperado. Si, satisfactorio, pero no inesperado. EL diseño artístico del juego es tan bueno como el del primero, mostrando una ciudad llena de luz y color, que acaba por oscurecerse mientras la historia se desarrolla, la tasa de frames es constante y se nota una disminución importante en  los tiempos de carga en la versión digital (que solo esta disponible si te has logueado en la PSN), la música cumple, pero no es memorable, simplemente es otra banda sonora mas, otra banda sonora orquestal que acompaña muy bien al juego, pero que vas a olvidar con facilidad. EL doblaje, bueno, lo he jugado por completo en español, y el doblaje ibérico no ofende mis odios, es mas, debido a la atmósfera “anticuada” del juego siempre me ha gustado escuchar los diálogos en gachupín, que al fin y al cabo, le da un cierto aire viejuno que le queda muy bien a este juego. 

A vuelo de teclado.

Y ahora, muchos años después, por fin he terminado de jugar al Infinite, la secuela real del primer Bioshock, la secuela real que compre en su lanzamiento, que comencé a jugar, y que luego, bastante desilusionado, me vi obligado a abandonar...
Una cosa rara... ¿o no? Ahí estaba, feliz como una colegiala de haber pagado por un juego el precio completo, pero al jugar un par de horas me resulto soso e insoportable. ¿Por qué? Creo que es culpa d, las elevadas expectativas que se crean al alrededor de un titulo triple A, de esas expectativas que, mas bien para mal, se han vuelto parte de la “industria” de los videojuegos... y aquí estamos, siendo alimentados por la “prensa especializada” de rumores y especulaciones que hacen pasar como noticias, al final terminan inflando de humo negro tal o cual producto y es muy difícil que estas expectativas acaben por corresponder con la realidad.




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