Manual para héroes o canallas 1 . Escaparates -Cuerpo Mutable- CCU

1. Ya no se disputa como antes.

Bah, ni siquiera voy a justificarme, quizás sea el ambiente, quizás sea
el lugar, quizás sea el que vivo en un estado semi-comatoso constante,
en fin, ¿qué mas da?. Allí estaba, en compañía de Jan haciendo fila en
la taquilla del Centro Cultural Universitario. La mujer de la taquilla
observaba extasiada el monitor de su computadora, frente a ella, pegado
en el cristal, un letrero hecho a mano anunciaba su ausencia.
Decidimos, pues, esperar a que cesaran sus deliberaciones. Pasaron un
par de minutos, y tras de mi llegaron dos ancianas. La anciana uno tenia
el pelo completamente canoso, pues nada, la zorra plateada esta, con muy
poca cortesía, pregunto: ¿Están formados? Le dije: si, la señora de la
taquilla dice que no esta. La anciana bufo, o rebufo para sus adentros,
y yo la ignore porque la infeliz ignoro mi ingenio. Su voz de anciana
volvió a escucharse para preguntar de nuevo: ¿Y para que función van a
comprar boletos?, y me toco bufar a mi: No sé. Perspectivas de algo. O
algo de danza, o alguna cosa así. En esos momentos la zorra plateada se
contrario, su vieja cara dibujo una mueca indescifrable, y con aires de
superioridad me aclaro: ¡se trata de escaparates! ¡la obra de Lidya!
Como es posible que no la conozcas (en estos momentos pienso, pues no sé
quien diablos es esa puta Lidya, y maldito si me importa), por supuesto,
el tono de voz y actitud de la zorra plateada acabo por encresparme,
pero en lugar de decir lo que pienso sin pensar lo que digo, decidí, por
un vez, contenerme un poco. Pues, si debe de ser muy conocida en su
pequeño circulo... le respondí, y la zorra plateada ya se encontraba
francamente enloquecida, me interrumpe: SI, todos en danza la conocemos,
ay, ¡como es posible...! se sigue lamentando de mi ruda ignorancia...
aprovechando su azoro le reviro, Si, es lo que digo seguramente es muy
conocida para cierto tipo de gente, pero no se trata de alguien popular.
Ay, ¿popular?, ¡pues claro que no!, ni que fuera Juan Gabriel, para a
continuación preguntar: ¿A que te dedicas? ¡Te siento muy rígido, seguro
eres de ciencias! (Rígido, pienso, de nuevo, pero no lo digo, siglos ha
que no sientes algo rígido, anciana estúpida, ¿quien se cree esta vieja
infeliz para juzgar a un desconocido?)
Soy médico, le respondo solo para ser interrumpido de nuevo. Yo también,
miente la zorra plateada, doy clases en la facultad, si fueras mi alumno
ya te hubiera puesto en tu lugar, yo siempre les digo... esta vez me
toca interrumpir y le digo, pues gracias a Dios no soy ni fui su alumno.
La ZP indignada, dice, no, ya no quiero hablar contigo, a la cual
respondo, ¡ufff, es usted una impostora! ¡Que fastidio estar en pose
todo el tiempo! Y por un momento la zorra plateada enmudece, y caso
puede ver como esa maraña de mentiras que se ha amontonado sobre su
vieja corteza cerebral se tambalea, la pobre zorra se ha quedado sin
palabras, respira con dificultad, enfurecida, le tiembla la comisura
labial (Nomas falta (Ojala) que se le reviente un aneurisma, me vuelvo a
reñir, puta suerte!) ¡Ay, ay, pues tú eres un mamón!, me increpa con
ira, y le respondo sin pensar como un rápido escupitajo: ¡si, pues usted
es una pendeja!. Tras ello, mi mujer, que es una santa, ya había
comprado los boletos mientras yo disputaba con la zorra, y con gran
delicadeza tiene a bien alejarme de la vieja, mientras esta, ahora si ya
completamente fuera de sus cabales, grita y pide ayuda, porque un
jovenzuelo (palabras de ella, no mías) la agrede.
Me siento un poco avergonzado y fuera de lugar. Pero nos refugiamos en
la librería, y me compro un bonito tomo ilustrado por Breccia de en las
Montañas de la Locura, probablemente la mejor novela (fuera del ciclo de
R. C) jamas escrita por Lovecraft, así que continuo, mas o menos, el
día, claro y feliz.

... continua ...

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