1. Los perros duros no bailan.

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1. Los perros rudos no bailan.

Preludio.

Lo sé, lo sé. Tiene tiempo que no escribo, pero no es que alguien lo haya echado en falta, no han invadido mi bandeja de entrada miles de correos amenazantes de los lectores furibundos que se encuentran a punto de perder la razón por no poder gozar de mis agudos (fútiles, mas bien) posteos.
Podría clamar que los tiempos no son buenos, que una lluvia de mierda se ha cernido sobre la vida, y que me he mantenido a flote, a duras penas, abrazándome a un truño, o podría mentir y escribir que prospero, y que en la prosperidad a nadie le importa un carajo las tonterías que escribo, o no. Podría hacer mutis y deslizarme calladamente en el infinito entresijo de bits, bytes y esas cosas, y fingir que nada paso, que nunca me fui, y que no he vuelto, de todos el resultado es el mismo. A nadie le importa, y a nadie debería de importarle.

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Negro es un perro, cruza de español y brasileño. También es un asesino. Durante años fue campeón en las peleas clandestinas, pero tuvo el buen tino de abandonar cuando supo que llegaría la decadencia, y tendría que morir en la arena, entre el humo y la sangre... Un perro campeón retirado... hasta que su mejor amigo es secuestrado y él decide ir en su busca.

ELIPSIS

Se trata de una novela corta, o un cuento largo. Si te animas a comprarlo es casi seguro que lo leerás de corrido, la acción es rápida, y aunque se quiera disfrazar de novela negra en realidad la investigación es nula (¿Qué tanto puede investigar un perro?), pero cumple con las cotas de acción, sexo, alcohol y todas esas cosas que esperas de una típica novela negra, aunque Negro tiene normas, códigos y esas cosas, al final, no se acerca ni a la rodilla de Phillip Marlowe, se trata de una novela ligera, que parece mas un divertimento del autor que cualquier otra cosa... se lee con gusto, si, pero poco más.

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